Al igual que una persona, una empresa
tiene depresiones, esto es, un mal residual que ataca desde adentro de la
organización, una o más preocupaciones, asuntos que no funcionan del todo bien
en sus procesos empresariales.
La labor de un Arquitecto Empresarial
o especialmente un Arquitecto de Información, es brindarle a la
empresa la oportunidad de expresar lo que siente, de seguro algo que sabe pero
que trata de omitir todo el tiempo, porque se ha acostumbrado a vivir con ello o convive con el error y no encuentra una salida fácil a este problema.
Una vez que la empresa expresa lo que
siente, el Arquitecto debe tener la capacidad para sentir y vivir lo que ella
quiere comunicar. El paso a seguir es que él utilice sus habilidades para
hablar, escribir, comunicar de una forma fácil y convincente, no solo el
problema si no también la solución, una estrategia contada de una manera clara
y amable dirigida a la alta dirección para lograr que se encamine la transformación
empresarial que requiere la compañía.
La información es el elemento esencial, la
base sobre la cual se construye la empresa, organización o compañía. Por eso
para que una empresa funcione, debe existir una sólida estructura de
información que debe ser compuesta por:
- Sus estrategias; sus características diferenciadoras; las políticas y lineamientos; la seguridad; saber diferenciar que está bien, qué está mal; tener registro de qué ha funcionado, qué no ha funcionado; información clara, precisa y completa de cómo se deben hacer las cosas(sus procesos).
- Además; sus sistemas, los servicios y tecnologías que soportan toda la operación y rediseño en caliente, independientemente si se garantiza o no, que esta información sea oportuna, eficiente y eficaz.
- Finalmente, una forma de administrar: contarle a los suyos, de generación en generación; cómo se ha creado, almacenado, evolucionado esa maravilla que es la Arquitectura Empresarial.
Cuando no se tiene claro ese asunto, es
natural que la empresa se sienta mal, que los trabajadores se aburran, no trabajen, se agoten por el retrabajo, un panorama que termina en no saber hacia dónde
se quiere ir y con que capacidades y herramientas se cuenta.
Por el contrario, cuando se conoce bien la
empresa; esta depresión se soluciona rápidamente, y se utiliza como un
trampolín para innovar, para salir adelante en este mundo competitivo, que
demanda cada vez más y mejores aptitudes y actitudes.